Si ese tiempo contara como servicio, probablemente evitaríamos que la gente venga a trabajar ya vestida de uniforme, montada en moto y con su casco de colorines, su pistola puesta y dando el cante por todo el condado.
Pero claro, cada uno es libre de venir como quiera, de llevar tatuada hasta la frente y de hacer lo que quiera.
Lo único retrógrado y con lo que hay que tener cuidado es con dar un parte por este tipo de cosas, porque claro, molestas a un oficial que tiene que instruir el expediente y así no puede tener las dos manos ocupadas sujetándose lo que tan honrosamente ha logrado hinchar.
Como le has hecho trabajar se mosquea y rebaja o propone la no sanción y te quedas con cara de Gilipollas diciendo PA QUE COÑO ME MOLESTO YO EN ESCRIBIR NADA, y así nuestros perroflautas (que no son todos pero abundan) siguen con su rollo y nosotros con nuestro resquemor.
Que vengan cuando les de la gana y a ser posible vestidos de Lagarteranas.