Author: MAYO » Mar 14 Ene, 2014 21:43
Un sargento de la Guardia Civil en el cuartel de El Algar, en Cartagena, ha sido sancionado con un día de suspensión de funciones, al considerar el ministerio del Interior que incurrió en una falta leve «por desconsideración o incorreción con los subordinados en el ejercicio de sus funciones», según la resolución de la dirección general de la Guardia Civil, en poder de esta Redacción.
Al sargento le habían abierto expediente tras una denuncia presentada por la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), que integra al 60% de la plantilla en la Región. La organización consideraba que había incurrido en una falta grave por el escrito de contestación que el superior remitió a un subordinado que le había presentado en un recurso anteriormente su disconformidad con la planificación de servicios que se había hecho en el cuartel para los meses de diciembre de 2012 y enero de 2013, es decir, la Navidad del pasado año.
En este escrito, el sargento rechazaba los argumentos del guardia civil y le recomendaba, entre otras cosas, leer el Nuevo Testamento –en concreto, la referencia Lucas 6, 37-42– para recriminarle que presentara su escrito en Nochebuena, «día que se rememora la pronta llegada del Hijo de Dios al mundo», indicó el suboficial de la Benemérita en la carta dirigida al guardia civil, que también se encuentra en poder de este diario.
El sargento ya ha cumplido la sanción, pues en los cuerpos militares como la Guardia Civil siempre se cumplen antes incluso de que el afectado pueda recurrirlas. El ministerio del Interior, sin embargo, no consideró que la conducta del superior constituyera falta grave, lo que hubiera implicado una sanción de cinco días de suspensión. AUGC critica que el procedimiento no se ha tratado con la misma diligencia que cuando es a un agente. «Este tipo de conductas pertenecen más bien a otras época, y no al siglo XXI», señalan desde AUGC.
En el informe de la dirección general de la Guardia Civil, firmado por el jefe del Mando de Operaciones, se reprocha al sargento algunas de las siguientes expresiones que emplea en el escrito que dirige a su subordinado: «Probablemente la viga de su ojo no le ha permitido subir la mirada un milímetro»; «Si alguna vez mi condición humana me hace sentir esos sentimientos que profesa, al menos espero no perder la lucidez. De verdad se lo digo, lo siento, lo siento mucho, pero no por mí, ni siquiera por mi compañero, al cual evidentemente daña usted en su forma de ver o de no querer ver. No, qué va, lo siento por usted»; «Visto lo visto, no extraña que vea agarrones en los pasillos o jamones imaginarios paseando por el cuartel. En un principio pensé que era usted otro difamador, pero me equivoqué. Simplemente el odio, o tal vez la envidia, o vaya usted a saber el qué, le ha hecho perder la lucidez»; «Algo positivo le tengo que reconocer, y es que pensé que siempre estaría hurgando por detrás y que nunca se quitaría la careta y se mostraría tal y como es».
El sargento sancionado, según consta en el expediente, alegó que en ningún momento tuvo intención de faltar al respeto al guardia civil, añadiendo que ya había pedido perdón al afectado.