Author: tejedor » Vie 15 Abr, 2011 21:51
En el pecado está la penitencia, qué clases de problemas habrá tenido para hacer esto, porque no creo que sea un ladrón de nacimiento,
Si siguieramos los artículos de la cartilla nos iría mejor, nuestro fundador nos dejo todo hecho, pero le hemos dado la espalda.
Yo la verdad que sino hubiese sido por tener arraigados estos valores sea por lo que sea , no hubiera resistido 35 años con la cruz a cuestas y espera que hasta el rabo todo es toro, que aún me quedan 22 meses para matar el toro, no me pase como a Manmolete aunque siempre se ha dicho que los buenos toreros mueren en la plaza..como dicen en mi pueblo lo importante es llegar.
Artículo 1.° El honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil; debe por consiguiente conservarlo sin mancha. Una vez perdido no se recobra jamás.
2.° El mayor prestigio y fuerza moral del Cuerpo es su primer elemento; y asegurar la moralidad de sus individuos la base fundamental de la existencia de esta institución.
3.° El Guardia Civil por su compostura, aseo, circunspección, buenos modales y reconocida honradez, ha de ser siempre un dechado de moralidad.
4.° Las vejaciones, las malas palabras, los malos modos y acciones bruscas, jamás deberá usarlas ningún individuo que vista el honroso uniforme de este Cuerpo.
5.° Siempre fiel a su deber, sereno en el peligro y desempeñando sus funciones con dignidad, prudencia y firmeza, el Guardia Civil, será más respetado que el que con amenazas sólo consigue malquitarse con todos.
6.° El Guardia Civil debe ser prudente sin debilidad, firme sin violencia y político sin bajeza. No debe ser temido sino de los malhechores, ni temible sino a los enemigos del orden.
7.° Sus primeras armas deben ser la persuasión y la fuerza moral, recurriendo a las que lleve consigo, sólo cuando se vea ofendido con otras o sus palabras no hayan bastado. En este caso dejará siempre bien puesto el honor de las armas que la Reina le ha confiado.
8.° Será siempre un pronóstico feliz para el afligido, infundiendo la confianza de que a su presentación, el que se vea cercado de asesinos, se crea libre de ellos; el que tenga su casa presa de las llamas considere el incendio apagado; el que vea su hijo arrastrado por la corriente de las aguas, lo crea salvado; y por último, siempre debe velar por la propiedad y seguridad de todos.
9.° Cuando tenga la suerte de prestar algún servicio importante, si el agradecimiento le ofrece alguna retribución, nunca debe admitirla. El Guardia Civil no hace más que cumplir con su deber, y si algo le es permitido esperar de aquel a quien ha favorecido, es sólo un recuerdo de gratitud. Este noble desinterés le llenará de orgullo, pues su fin no ha de ser otro que captarse el aprecio de todos, y en especial la estimación de sus jefes, allanándole el camino para sus ascensos tan digno proceder.
10.° Deberá estar muy engreído de su posición, y aunque no esté de servicio jamás debe reunirse con malas compañías, ni entregarse á diversión es impropias de la gravedad que debe caracterizar al Cuerpo.
11. El Guardia Civil, lo mismo en la capital de Monarquía que en el despoblado más solitario, no deberá salir nunca de la casa-cuartel sin haberse afeitado, lo cual hará lo menos tres veces por semana; llevará siempre el pelo corto, la cara y las manos lavadas, las uñas bien cortadas y limpias, el vestuario muy aseado y el calzado perfectamente lustroso.
12. Lo bien colocado de sus prendas y el aseo en el todo su persona, han de contribuir en gran parte a granjearle consideración pública.
13. El decoro del Cuerpo exige que no se usen otras prendas que las de uniforme, sin la menor falta de botones o corchetes; pues cada Guardia ha de ser un tipo de compostura y aseo. El desaliño en el vestir infunde desprecio.
14. Al encontrarse el Guardia Civil algún amigo o camarada a quien haya de saludar, lo hará cortésmente, sin gritos ni ademanes descompuestos; siempre se valdrá para ello sus propios nombres ó apellidos, no usando jamás de apodos o motes, que tan poco favor hacen a quien los emplea.
15. Nunca se entregará por los caminos a cantares ni a distracciones impropias del carácter y posición que ocupa; su silencio y seriedad deben imponer más que sus armas.
16. Será muy atento con todos; en la calle cederá la derecha, no sólo a los jefes militares, sino también a las Justicias de los pueblos donde esté, a todas las Autoridades en cualquiera carrera del Estado, y por lo general a toda persona portada, y en especial a las señoras; lo que será una muestra de subordinación para unos, de atención para otros y de buena crianza para todos.
18. Ha de procurar juntarse generalmente con sus compañeros, y fomentar la estrecha amistad y unión que debe haber entre los individuos del Cuerpo, aunque también podrá hacerlo con aquellos vecinos de los pueblos que por su moral y buenas costumbres deben ser apreciados y considerados en el que estuvieren.
19. No entrará en ninguna habitación sin llamar anticipadamente a la puerta y pedir la venia para entrar, valiéndose para ello de las voces ¿da V., permiso? u otras equivalentes; olvidándose absolutamente de la denominación de patrón o patrona, que comúnmente suelen usar todos los soldados. Cuando le concedan entrar, lo hará con el sombrero en la mano y lo tendrá en ella hasta después de salir.
20. Cuando tenga que cumplir con las obligaciones que le impone el servicio peculiar del instituto al que pertenece y sus Reglamentos, de exigir la presentación de pasaportes, disipar algún grupo, hacer despejar algún establecimiento, o impedir la entrada en él, lo hará siempre anteponiendo las expresiones de «haga V., el favor o tenga V., la bondad.» Cuando sean oficiales o jefes del Ejército, u otras personas de categoría, lo verificará además dándoles el tratamiento y haciéndoles el saludo que les corresponda por sus insignias.
23. Para llenar cumplidamente su deber, procurará conocer muy á fondo y tener anotados los nombres de aquellas personas que por su modo de vivir en la holganza, por presentarse con lujo sin que se les conozcan bienes de fortuna, y por sus vicios, causen sospechas en las poblaciones.
25. Observará a los que sin motivo conocido hacen frecuentes salidas de su domicilio, y vigilará a los sujetos que se hallen en este caso, reconociendo sus pasaportes, para cerciorarse de su autenticidad; y en el caso de tener noticia de la perpetración de algún delito, tratará de averiguar por todos los medios posibles dónde estuvieron dichos personas en el día y hora en que se cometió. Practicando estas indagaciones con el detenimiento y minucioso examen que tan delicado asunto requiere, tal vez no se cometerá un crimen cuyos autores no sean descubiertos.
26. Por ningún caso allanará la casa de ningún particular sin su previo permiso. Si no lo diese para reconocerla, el Guardia Civil enviará a pedir al Alcalde su beneplácito para verificarlo, manteniendo en tanto la debida vigilancia a las puertas, ventanas y tejados por donde pueda escaparse la persona que se persiga.
27. Se abstendrá cuidadosamente de acercarse nunca a escuchar las conversaciones de las personas que estén hablando en las calles, plazas, tiendas o casas particulares, porque esto sería un servicio de espionaje, ajeno de su Instituto; sin que por ello deje de procurar adquirirse noticias, y de hacer uso de lo que pueda serle útil para el mejor desempeño de las obligaciones que el servicio del Cuerpo le impone.
28. Será siempre obligación del Guardia Civil perseguir y capturar a todos los infractores de las leyes, y en especial a los asesinos, ladrones, a cualquiera que hiriese a otro, y evitar las riñas.
30. No tiene la Guardia Civil inmediata dependencia de las Justicias de los pueblos en que hay puestos establecidos; mas si por los Alcaldes o cualquiera Juez de primera instancia se requiriese su auxilio para cualquiera función del servicio, se lo prestarán con sujeción al Reglamento.
3l. La Guardia Civil no tiene autoridad para llamar a su presencia ni reprender a las Justicias de los pueblos; pero si los guardias observasen alguna falta en su comportamiento, o conociesen que los Alcaldes, desentendiéndose de su sagrada obligación, son causa de experimentarse en el país o en el servicio de S.M., males que pudieran evitarse, sin perder momento lo pondrán en conocimiento de sus respectivos jefes, para que llegado por su conducto a noticia del Gobernador de la Provincia, adopte las medidas que crea convenientes; y cuando la urgencia del caso lo requiera, lo harán directamente a dicho Gobernador.
32. Los individuos de la Guardia Civil, considerados siempre de servicio, para el mejor desempeño de éste, sabrán de memoria los Reglamentos y Cartilla, que llevarán constantemente consigo, así como la credencial expedida por el Gobernador de la Provincia para acreditar la identidad de su persona y en los casos convenientes mostrarla.
33. Irán también provistos siempre de tintero y papel para hacer sus apuntaciones, y de los cuadernos de requisitorias y señas de los criminales á quienes se persiga por la ley, para procurar su captura.
34. La reserva y el secreto en las confidencias que reciba, debe ser profunda en el Guardia Civil; de este modo se conseguirá la confianza y el descanso de las personas que las hagan, cuyos nombres nunca podrá revelar. Las faltas de sigilo que se cometan en este particular, serán castigadas con todo rigor.
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tejedor el Vie 15 Abr, 2011 22:07, editado 1 vez en total