Author: garbiyo » Dom 12 Sep, 2010 16:59
Un poquito de culturilla y refresco de memoria, porque ya se sabe que el pais que olvida su Historia está obligado a repetirla.
AHÍ VA:
El navarro Francisco Javier Girón y Ezpeleta, segundo Duque de Ahumada, fue nombrado el 15 de abril de 1844 primer director del Benemérito Instituto, que organizó y reestructuró de tal manera que ha prevalecido más de siglo y medio al servicio abnegado y eficaz de España y de los españoles.
En sus "Episodios Nacionales", don Benito Pérez Galdós comprende la entraña institucional de la Guardia Civil y la expresa de forma bellísima e insuperable: "Fue creado en el seno de España un ser grande, eficaz y de robusta vida, la Guardia Civil".
La Guardia Civil, desde su fundación por Decreto de 28 de marzo de 1844, ha servido disciplinadamente a todos los gobiernos y regímenes políticos de España, algunos de los cuales intentaron infructuosamente disolverla o desmilitarizarla, aunque todos, sin excepción, no vacilaron en recurrir a ella para hacer frente a los convulsos acontecimientos de la España contemporánea.
El general Prim, que había mostrado su oposición a la Guardia Civil como instrumento de militarización del orden público antes de la Revolución de 1868-1874, tuvo que llamar a la Guardia Civil para restablecer dicho orden, al decretar el estado de excepción a los dos meses de triunfar la citada revolución liberal -que restableció la Ley de 17 de abril de 1821, facultó a la jurisdicción militar para conocer de ciertos delitos, y amplió las facultades de las autoridades militares-, y promulgó la Ley de 2 de octubre de 1869, de suspensión de garantías constitucionales para combatir el bandolerismo en Andalucía, lo que se encomendó a la Guardia Civil.
La efímera Primera República promulgó la Ley de 2 de julio de 1873, que adoptó medidas extraordinarias que "exigían las necesidades de guerra" derivadas de la lucha contra el cantonalismo. El socialista catalán Pi y Margall, siendo jefe del Gobierno, dictó la Orden Circular de 18 de junio de 1873, de hondo significado y trascendencia histórica, en la que decía: "La Guardia Civil ha sido, como debía, el brazo de todos los gobiernos, el firme escudo de las leyes de los partidos y los vaivenes de los tiempos. En épocas normales ha prestado grandes servicios defendiendo los caminos y asegurando en los campos la propiedad y las personas; y en luchas como la presente no ha escaseado ni su actividad ni su sangre por acabar con las facciones y sosegar los tumultos de los pueblos. El Gobierno tiene en esta guardia completa confianza y así desea que la tengan V.S., porque no se debe jamás juzgar de un cuerpo por las faltas que hayan podido cometer algunos de sus individuos".
Los Gobiernos de la Restauración (1875-1923), período en el que fueron asesinados Cánovas, Canalejas y Dato, utilizaron la jurisdicción militar y recurrieron con frecuencia al estado de guerra y a la Guardia Civil para mantener el orden público y hacer frente a las siete crisis totales y sesenta parciales que se produjeron de 1917 a 1923.
La II República se pudo proclamar pacíficamente por el Gobierno Provisional el 14 de abril de 1931, cuando el general Sanjurjo, director General de la Guardia Civil, la puso a disposición de la República en casa de Miguel Maura, en la que estaba Niceto Alcalá Zamora, que fue luego utilizada para aplicar la Ley de Defensa de la República, de octubre de 1931. Cuando se produce el alzamiento militar capitaneado por Franco, y durante la guerra civil, se mantuvieron fieles a la República los seis generales de la Guardia Civil, algunos de los cuales, como Aranguren y Escobar, fervientes católicos, fueron fusilados por decisión de Franco, ya terminada la guerra.
El franquismo intentó disolver la Guardia Civil por haber sido mayoritariamente leal a la República, pero cuando tuvo graves dificultades para reprimir a los maquis recurrió también al Instituto Armado, muchos de cuyos números murieron, o fueron expulsados y condenados en Consejos de Guerra por no emplearse más cruentamente en dicha represión.
Como dijo Pi y Margall, "no se debe jamás juzgar a la Guardia Civil por las faltas que hayan podido cometer algunos de sus individuos", como en el 23 de febrero de 1981, que no empaña lo más mínimo la sangre derramada en defensa de la libertad y de la democracia nacida en la Transición por los 240 guardias civiles asesinados por la banda terrorista ETA.
vPUES ESO..., QUE VIVA LA GUARDIA CIVIL
UN SALUDO