Estimado Rubalcaba, Sr. Director General de Tráfico les escribo a ustedes como jefes de los guardias civiles de Tráfico.No sé si ustedes recordarán, seguro que sí, que la Guardia Civil era un Cuerpo que en la época de la dictadura se le temía; un tricornio daba más miedo que el maestro, el dentista y dos abuelos de los de antes dando tortazos juntos, a algunos les daba pánico ver un guardia civil, cosas de la historia de este país. Yo siempre por razones personales tuve una buena relación con la Benemérita y no precisamente porque me gusten sus uniformes verdes ni el viejo tricornio, ni las armas, es un afecto personal que he podido mantener con muchos miembros del Cuerpo militar. ¿Saben ustedes lo que costó que la mala imagen de la Guardia Civil de Franco cambiase tras mas de una década de democracia, donde los sacrificios de la Guardia Civil y la adaptación a los nuevos tiempos hicieron que el pueblo viera con simpatía y con agrado a los guardias civiles hasta entonces denostados?. El cambio en los sentimientos hacia este Cuerpo del orden es posiblemente una de las mejores muestras de lo que supuso la llegada de la democracia, un cambio espectacular en las forma de hacer las cosas, un mejor trato al ciudadano y una permanente labor de servicio de los guardias hacia la población civil, con guardias mejor formados, más educados, con sintonía y sensibilidad de su buen hacer; y pagando hasta con sus vidas la entrega a fuerza del maldito y sufrido terrorismo aún no desaparecido. Así los guardias hasta los de tráfico fueron mirados con respeto y hasta con cariño me atrevería a decir, las gentes pasaron de tener miedo a sentirse seguros al ver un guardia civil.
Y llegamos al nuevo siglo, y con los nuevos tiempos la irresistible política del gobierno por recaudar vía sanción de la Guardia Civil de Tráfico, bajo la vergonzante y mentirosa idea de que es por nuestra seguridad, los guardias y sus radares no paran de multarnos como se matan moscas en verano. Todos sabemos que en las autopistas y en miles de carreteras no es la velocidad la que mata, es el móvil, la falta de neumáticos, las malas carreteras, la climatología, los malos conductores, las malas o inexistentes señalizaciones, los despistes, el imprevisto son los que generan los accidentes; y mientras escondidos y agazapados como si de los malos de la película se trataran los guardias y sus radares allí están sanciona que sanciona en una imparable política recaudatoria insufrible, escandalosa y para la que no debe ni puede estar una guardia civil de Tráfico puesta al servicio recaudador de un gobierno, porque lo que están ustedes consiguiendo, señor ministro, director general de Tráfico y mandos de la Benemérita es que se vuelva a tener asco y miedo a los guardias, desprecio, a sabiendas que no es culpa de ellos, pero los ojos que ve el ciudadano son los de los guardias de verde sancionando, no ven a la Administración de turno ni al ministro correspondiente al servicio de los dineros que necesitan las arcas públicas por la nefasta gestión gubernamental de la crisis, y me parece lamentable a sabiendas lo que costó que la gente simpatizara de nuevo con un Cuerpo a su servicio para que ahora la ciudadanía vuelva hablar mal de ellos, de volver a llegar a desearles lo peor, ¡qué triste ilustres autoridades¡ y todo por su errónea y descarada política de recaudación en las carreteras españolas.
Además juegan con la ventaja de tener militarizado a este Cuerpo lo que les limita sindical y profesionalmente a sus servidores, con lo que la mala leche que sufre cada trabajador mal dirigido en su empresa no la puede manifestar hacia sus superiores, sólo la puede cargar hacia sus clientes en este caso los ciudadanos que dicho sea de paso somos los que les damos trabajo, toda una contradicción.
Deberían ustedes ser mejores políticos, no abusar de la ciudadanía insultándonos en la inteligencia cuando nos multan «por nuestra seguridad» y realizar una labor desde la DGT más educadora, más conciliadora, de sensibilización, y no de aquí te pillo aquí te mato, están ustedes matando el prestigio de la Guardia Civil a la que utilizan, y a la que se les está perdiendo toda simpatía por culpa de ustedes, sólo de ustedes. Hagan algo por cambiarlo no utilicen al servidor del orden público de mero sancionador, de recaudador de dineros para las arcas públicas a base de multas «injustas» la mayoría, legales pero injustas con mayúsculas. Solo si les sirve mi comentario al menos de reflexión me doy por satisfecho; gracias: Por una DGT más eficaz y justa. Menos sanción más educación.
Nota aclaratoria: solo he sido sancionado hace dos años y levemente en una ocasión por un radar fijo, sin peligro alguno, pero sin guardia civil de Tráfico boli y papel en mano.
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