Para ser aspirante a oficial contará la nota obtenida en Selectividad
25 Junio 09 - Madrid -
La Ley de la Carrera Militar, además de crear un nuevo sistema de escalas, instaura un nuevo modelo de enseñanza militar que mezcla la formación universitaria con la castrense. En este nuevo modelo mixto entra en juego, además, el Plan Bolonia.
Con esa confluencia de ambos mundos educativos, el Ministerio que dirige Carme Chacón trata de cuadrar la enseñanza de los futuros militares con el modelo actual. Así, si hasta ahora para ingresar en las academias de oficiales y suboficiales había que hacer un examen de ingreso, en cuanto entre en vigor el nuevo modelo mixto éste desaparecerá. Los que quieran ingresar en la academia de oficiales podrán hacerlo con la nota de Selectividad y los que opten a ser suboficiales con la nota media de Bachillerato sin hacer un examen específico de tipo castrense. En ambos casos el requisito será tener más de 18 años y no más de 21, realizar un reconocimiento médico, unas pruebas físicas y un test psicotécnico.
Los alumnos que ingresen en el nuevo modelo educativo de Defensa saldrán, en el caso de los oficiales, con el empleo de teniente y una titulación de grado universitario, y en el de los suboficiales, además de su despacho de sargento, obtendrán una titulación de técnico superior.
El nuevo sistema de enseñanza militar busca, según el plan al que ha tenido acceso este periódico, profundizar en la integración en el sistema educativo general, pero, además, tratará de hacer de la carrera militar un «modelo atractivo para un abanico más amplio de jóvenes españoles».
«Ilusionante y variada»
En este sentido, lo que pretendees, para competir con el resto de carreras, hacer que la vida castrense sea apetecible «no sólo para los que sientan una vocación temprana», ofertando, según este plan, «una profesión ilusionante y variada», una «doble titulación», valores como hecho diferencial respecto al resto de carreras y el hecho de que la no finalización de la carrera no implica que el estudiante se vaya con las manos vacías.
A esto se une la oferta de un puesto fijo en la Administración General del Estado y estudios gratuitos que incluyen la matrícula, el alojamiento, la manutención y, además, «cobrando un sueldo desde el primer día».
La división de la parte civil y la parte militar de los estudios se reparte casi en un cincuenta por ciento, aunque siempre primando la formación castrense sobre la puramente universitaria, de modo que lo que salga del nuevo modelo sea un licenciado con ciertos conocimientos del mundo militar. Anualmente, el nuevo modelo reserva para actividades militares prioritarias como la instrucción y el adiestramiento seis semanas, mientras que para la parte docente dedica 35. Igualmente, la responsabilidad de la enseñanza se repartirá casi a partes iguales entre profesores militares y profesores civiles contratados para ambas partes. El Centro Universitario de la Defensa que se encargue de la formación aportará profesores uniformados y del mundo civil siempre que sean licenciados o doctores en la materia que imparten y obtengan el permiso del rector de la Universidad adscrita al centro.
Potenciar a los suboficiales
La reforma de la enseñanza persigue además «redimir» a uno de los colectivos más castigados por las sucesivas leyes de personal de las Fuerzas Armadas: los suboficiales. Este nuevo modelo, con el que esta escala saldrá poseyendo un título de Técnico Superior, abre, según el documento al que ha tenido acceso este diario, «un campo de responsabilidad mucho más extenso, asumiendo competencias hasta ahora reservadas a los oficiales». Asimismo, «se dota al suboficial de una mayor autonomía en su ámbito que estimula y motiva su anhelo de preparación y motivación con el objetivo de conseguir sus más altas cotas dentro de su carrera». Por último, a los que no culminen su carrera se les proporcionarán estudios para obtener un título de Formación Profesional.
La Tropa y Marinería tendrá dos meses de formación básica y nueve meses de específica, lo que les permitirá firmar un compromiso de dos o tres años prorrogable hasta un máximo de seis años. Eso sí, ofrecerá un compromiso de larga duración hasta los 45 años con la condición de tener el título de graduado en Educación Secundaria Obligatoria.
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