A la atención de los Ilmos. Sres. Jueces D. BALTASAR GARZÓN, D. SANTIAGO PEDRAZ, D. ISMAEL MORENO y D. FERNANDO ANDREU:
Ante todo perdonen la audacia y la insolencia de dirigirme a sus Ilustrísimas.
Entiendo que sus Señorías anden últimamente escasos de solaz y asueto y que no puedan conciliar su vida laboral y familiar dado el gasto de tiempo, personal y dinero que en últimas fechas están dedicando a esclarecer los tremendos crímenes que en todo el mundo-mundial se cometen.
Comprendo que desde sus atalayas de la Calle García Gutierrez nº 1 de Madrid se contemple un espectáculo aterrador y bochornoso, indigno de la condición humana: Bombardeos israelitas en Gaza, Represión salvaje en el Tíbet, Confirmación definitiva del fallecimiento de Franco y Elvis -perdón, éste no (el del tupé) que me han dicho que está vivo-, y las estancias gratuitas en el complejo urbanístico de Guantánamo de unos pollos que andaban por ahí con unos cuantos RGP-7 y AK's-47 no se sabe haciendo qué.
Y es por ello que entendiendo su noble aspiración de pasar a la posteridad como adalides de las libertades democráticas y los derechos humanos como sus compañeros de
profesión
El tema que quería comentarles es que resulta que aquí, en suelo patrio, unos sufridos y abnegados funcionarios del Estado español, antes España, ven coartadas sus libertades reconocidas en la Constitución como ciudadanos de pleno derecho y como empleados públicos:
No pueden disfrutar con tranquilidad de un día libre con su familia, son esclavos de un teléfono durante 325 días al año x 24 horas, ven alteradas sus nóminas mensuales en +/- 300 € al albur de sus inmediatos Superiores, están obligados a "maquillar" la estadística delincuencial, carecen de vida social y familiar, malviven (ellos y sus familias) durante su vida profesional por los continuos traslados a que se ven sometidos y pueden perder su destino por reflejar la realidad y perder la confianza de sus Jefes.
Es por ello que les agradecería que, si les sobra un ratito, comprueben la veracidad de lo arriba consignado y si además andan algo sobrados de su preciado tiempo procedan a restablecer la normalidad democrática y los derechos humanos en tan sufrido colectivo, el de los Suboficiales de la Guardia Civil, a quienes quieren doblegar con una, nada risueña ni graciable, nueva Ley de Personal.
MUCHAS GRACIAS (les debo unas cañas).