No me canso de decirlo, pero allá por el 91 un sargento en un Puesto era respetado por los Oficiales y por los Guardias. A ningún Guardia se le ocurría quejarse porque el sargento hiciera dos patrullas a la semana y tres noches al mes, y el Oficial no se preocupaba por eso, sólo quería que el Sargento estuviera en su sitio cuando la situación lo requería. No se le exigía un mínimo de patrullas, no se desconfiaba de él y ante un conflicto con un inferior, no se le reprochaba al sargento su falta de "tacto" con el guardia.
Ahora que lo vivo al otro lado de la barrera, veo cómo el guardia se queja de que el sargento haga 6 nocturnos cuando los guardias hacen 7. Cómo el Oficial revista el Puesto revisando el cuadrante con la máxima prioridad en comprobar los domingos que trabaja el sargento y los nocturnos que hace al mes y los despachos que se nombra. Cómo el teléfono corporativo me recuerda que me pagan por mi plena disponibilidad y que no estoy sujeto a un régimen general de horario de servicio. Cómo me quitan la productividad (357 del "ala") si, por lo que sea, no le caigo en gracia a mi capitán. Cómo los guardias marcan en el cuadrante los libres que quieren para el mes siguiente, sin que ni se te ocurra negárselos (por la causa que sea. Eso de las necesidades del servicio es algo que se inventó sólo para fastidiar a los suboficiales). Etc. etc. etc.......
En fin, que muchos, como yo, nos sentimos totalmente desmotivados. Que si pudiéramos, entregábamos los galones y nos dedicábamos a "vegetar" y poner el "cazo" el día 28 de cada mes. Y que trabajara el Suboficial, que para eso "ha querido ascender"......
Esto es lo que nuestros JEFES han conseguido tras muchos años de no parar de poner trabas a lo que somos "la espina dorsal" de la institución.
Saludos cansados![/quote]
ESTANYOL, allá por el año 1992, como bien sabes, el que suscribe ejercía con el empleo de CABO ("tomaterillo") el mando de la Unidad que tu actualmente mandas. Doy fe que por esas fechas un Cabo era lo que hoy es un Sargento, y éste lo que hoy es un Oficial.
Siempre ha habido quejas, directas o indirectas, de los compañeros a los que por nuestra función había que mandar, otra cuestión es que desde el primer día se dejaran las cosas bien claritas, más vale ponerse una vez colorado que no cien veces amarillo. Claro, para alguno/a eras un cabrón, para otro/as eras simplemente muy militar.
A pesar de lo anterior jamás podrían decir que eras un "perro" porqué cuando había "movida" el Comte. de Puesto estaba allí el primero. Hablo de años que no había SIGO, pero existía la Intervención de Armas (con la petrolera, sin ordenador), cuando en los pueblos de las urbanizaciones se censaba la gente para poder tener el expediente de armas en el Puesto. Eso, solo eso, daba más trabajo administrativo que todo el resto de diligencias, denuncias, etc.
A lo que voy, que se me va la pinza con los buenos y menos buenos recuerdos, lo que hay que hacer es plantar cara a los mandados y a los que mandaban, simplemente había que ponerse en su sitio a pesar de que sabías que de ti podían hablar "pestes". ¿A que me refiero?, como autocrítica puedo decir que hemos dejado, hablo de la generalidad, que nos pisen el terreno, que salten la primera barrera, el Cabo, y han llegado al segundo muro de contención, la Suboficialidad, con lo cual si dejamos que sigan avanzando en sus "derechos" (que está muy bien) pero detrayendo los nuestros, nos veremos abocados a que nos tomen por un pañuelo, nos utilizarán y después nos tiraran.
Es un tema delicado, largo y extendido en debatir, pero dejo mi humilde opinión al respecto que, en síntesis, quiere exponer que algo de culpa la hemos tenido nosotros, y que nadie se me ofenda, pero echemos un vistazo y veremos como si encarrilamos lo que queremos ser, a pesar del que dirán, empezaremos a ser respetados y posiblemente escuchados.
Si es cierto que últimamente se aprecia desmotivación, intentemos que se nos note lo menos posible y al mal tiempo buena cara. A mi personalmente me desmotiva más ver a otras policías con menos responsabilidades y con más incentivos económicos. Mis hijos no son menos que los suyos y del honor, la honradez, la circunspección y buenos modales, ya me encargo yo.
Un abrazo.
