Les importamos un pimiento.
Qué satisfacción, leerle a mis representantes asociativos frases como las que espeta el último artículo publicado en la pauta sobre el real decreto para la fijación de plantillas.
Siempre me han gustado las verdades, sobre todo aquellas que alguna vez he llegado a olvidar.
Esa es la primera piedra para poder hacer cosas que merezcan la pena, expresando verdades, obviedades y, claro, al mismo tiempo e inevitablemente… las miserias de otros.
Alguien debiera tomarle el pulso a esta institución, porque en su parte noble, no, no, para nada la de las altas esferas, esas de noble sólo tienen su proximidad a las aspiraciones poco menos que aristocráticas. Repito, su parte noble, aquellos que aún siguen dándole sentido, consistencia y compromiso al quehacer diario, a la sociedad a la que sirven, están muy débiles.
Alguien tendrá que hacer algo, y es de esperar que lo haga bien y durante mucho tiempo, queda poco margen para errores, poco tiempo para reanimar a lo que perece.
Digamos algunas verdades más. Algunos que mandan mucho, no sabrían recoger y tramitar una denuncia, no recuerdan la última vez que fueron a juicio, ni cuándo fue la última vez que esclarecieron algo, sí saben que los coches nuevos son para ellos, creen saber que firmando papeletas han trabajado mucho, creo que no tienen claro ni por qué ostentan tantas medallas…
Señores poderosos… hay una sociedad a la que los de abajo, los que trabajamos para ellos, le importamos mucho más que un pimiento, será porque nos consideran parte de ellos. Dejen ya de pensar… en lo que sea que piensan y ocúpense del interés general, no confundir con rango militar.