Author: massachussets » Sab 13 Dic, 2014 16:58
Tienes razón Chumichurri.
Éste es nuestro trabajo, es posible que en multitud de ocasiones hayamos pensado que nos equivocamos al decidirnos por él, a mí me ha sucedido, los sinsabores han sido y, aún serán, muchos...
Lo he pensado muchas veces y he llegado a la conclusión de que no es mi trabajo el que me amarga, no, no lo es, en mi trabajo he encontrado buenas satisfacciones, me he sentido útil e importante. Las retribuciones, siempre escasas y necesarias, parecen que llevan un camino diferente, divergente e incluso inverso a la labor realizada. Aquí quien más gana no es el que más trabaja ni tampoco el que mayor responsabilidad ha de asumir, no me cansaré de repetir que esto se ve en los pasillos de los juzgados, ¿dónde están los oficiales y su responsabilidad?, tampoco se ve en la responsabilidad disciplinaria ¿cuántos de ellos responden por esta vía?.
Si tomamos por referencia lo que cobran y hacen los oficiales y lo comparamos con lo que cobramos y hacemos nosotros, ninguna conclusión edificante puede extraerse. Por ello, es un ejercicio de abstracción y desapego respecto de lo anterior lo único que puede reconfortar nuestra necesitada autoestima.
Nuestras referencias han de vincularse directamente a la función que realizamos, una función multidimensional si me apuráis impagable, ya sé que para nuestros jefes (de los que percibimos su desdén pese a que algunos traten de ocultarlo con una refinada educación) el mundo gira alrededor de ellos, piensan que sin ellos todo funcionaría mucho mejor. Yo en cambio pienso que esto funciona a pesar de ellos.
Si se quiere trabajar o no, si se desea seguir o dejarlo, cada cual debe decidirlo por sí mismo, pero no porque los jefes sean de tal o cual manera, ni la ley sea clasista o injusta, si se decide seguir que sea, además de porque uno y su familia lo necesita, por no dejar solos a quienes no tienen culpa de nada y día tras día pagan este tinglado que es en cierto modo esperpéntico.
En la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos. (Gandhi)